"¿Qué sentido tiene agotarse en el gimnasio si con sólo desabrochar un sujetador con las manos temblorosas se queman 67 calorías, ¡o muchas más si su dueña no colabora!", se pregunta irónicamente el escritor Richard Smith, autor de dos libros en los que enseña a perder peso mientras uno se prepara para el sexo, mantiene relaciones y se recupera posteriormente de ellas.
Para avalar la idea de que haciendo el amor se adelgaza, el experto recurre a unas investigaciones realizadas "por él mismo" según las cuales desvestir a la pareja con su aprobación consume 12 calorías y hacerlo sin su consentimiento supone 187 calorías.
Por su parte si una mujer se inserta un diafragma teniendo experiencia previa, gasta 6 calorías, y si carece de ella el proceso le supone un gasto de 73 calorías, en tanto que los orgasmos femeninos queman 27 calorías si son reales y 160 calorías si son fingidos, y pueden alcanzar las 60 calorías si ella "vio las estrellas" o incluso 120 calorías si "se pegó contra el techo.".
Más allá de las ocurrencias de este irreverente escritor, que obviamente hay que tomar con humor, ¿qué afirman las investigaciones científicas y los expertos en sexología respecto de la sorprende afirmación de que el sexo adelgaza?
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